martes, 16 de marzo de 2010

Indagación sobre un título


OCTAVIO PAZ Y LOS HILOS DE "CUADRIVIO"



Los libros comienzan desde su nombre, es decir, desde su título. Los títulos brindan identidad y evocación. No sólo designan realidades sino que las disfrazan, las tornasolan. Algunos están pensados con la diáfana pulcritud del cristal, otros con el abigarrado reflejo del prisma; de ahí que los primeros nos inviten a la quietud, y los segundos al viaje, a descubrir los hilos de donde provienen. Así, cuando uno lee o pronuncia el título de Cuadrivio,  la curiosidad, la intriga y la duda, revolotean como pájaros inquietos en una jaula circular hecha de calcio.

¿Qué llevó a Octavio Paz a nombrar de tal forma a dicho libro?, ¿hacia qué eslabón del tiempo nos remite?, ¿qué relación guarda el título con los 4 ensayos  expuestos en sus páginas? Lo que me propongo a continuación es desentrañar estas preguntas concernientes a Cuadrivio: palabra poseedora de un ligero cosquilleo que nos vuelve por un momento gatos.

Entre los poetas a quienes Octavio Paz hilvanó en su telar ensayístico se encuentran: Rubén Darío, Ramón López Velarde, Fernando Pessoa y Luis Cernuda. Los ensayos dedicados a estas cuatro voces aparecieron cobijados en 1965 bajo el título de Cuadrivio.

Previamente, sin embargo, estos escritos habían sido concebidos en años distintos, aunque cercanos, y publicados en diferentes revistas. Por las notas que el poeta de Mixcoac (Mixcoac fue mi pueblo: tres sílabas nocturnas/ un antifaz de sombra sobre un rostro solar) nos brinda, encontramos que el primer ensayo que dio a luz fue el dedicado al portugués Fernando Pessoa y que se titula El desconocido de sí mismo. Este texto fue fechado en París en 1961 y publicado un año más tarde como prólogo a la Antología de Fernando Pessoa en las ediciones de la Universidad de México.

El turno siguiente fue para el poeta zacatecano Ramón López Velarde. El Camino de la Pasión se concluyó en Delhi el 4 de agosto de 1963. En ese mismo año, el ensayo aparecería publicado en los números 11 y 12 de la Revista Mexicana de Literatura.

Los dos ensayos restantes están fechados en el mismo año. La palabra edificante, dedicado a Luis Cernuda, se concluyó el 24 de mayo de 1964 en Delhi, apareciendo un año más tarde en Papeles de Son Armadans XX (Madrid-Palma de Mallorca).

El último escrito, El caracol y la Sirena, dedicado a Rubén Darío, fue también finalizado en Delhi un 6 de octubre de 1964, apareciendo en diciembre de ese mismo año en la Revista Mexicana de Literatura.

Con los datos anteriormente expuestos podemos subrayar que los ensayos fueron escritos entre 1961 y 1964. Como se mencionó al principio de este texto, en 1965 el nobel mexicano los reunió en Cuadrivio. La dispersión y la anticipada publicación de los mismos, nos hacen intuir, más no afirmar, que Paz los concibió de forma autónoma y que la idea de agruparlos en un libro fue posterior, ya cuando los cuatro ases estaban oscilando en la intemperie del mundo.

En el prólogo de su libro Paz escribe: “No me propuse buscar un ilusorio parecido entre ellos. Más bien intenté lo contrario: destacar aquello que los distingue”.

Y es aquí donde comenzamos a desnudar la fruta. Independientemente de que la decisión de agrupar los ensayos en Cuadrivio haya sido previamente pensada  o no, lo curioso y deslumbrante surge al desentrañar las preguntas que al principio nos cuestionamos.

¿Qué llevo a Octavio Paz a nombrar de tal forma a su libro? A primera vista, la pregunta resulta pueril, pero en realidad no lo es. Cuando uno se enfrenta por vez primera al libro y observa que contiene cuatro ensayos, la relación del título con la obra parece obvia: 
-Cuadrivio nos hace pensar en el número cuatro porque son cuatro los ensayos que en él duermen. Es verdad, pero quedarnos ahí sería nadar en un lodazal de conformismo que ahogaría por completo el objetivo de este breve ensayo.  La relación va mucho más allá y se verá expuesta más adelante, pues para ello es necesario responder las siguientes dos cuestiones. Previo a internarnos en las respuestas, creo atinado confesar que las siguientes indagaciones son producto de una curiosidad implacable y que las conjeturas a las que me empeñé fueron hijas de una observación directa, no menos quisquillosa, del libro en su propio hábitat. De igual forma, ignoro si las conclusiones a las que haré referencia hay que darlas por sabidas o si el propio Paz ya lo había pensado así. Lo que pretendo es simplemente contribuir con un pequeño puñado de letras  a alimentar los estudios que sobre Octavio Paz se tienen. Así pues, comencemos a seguir nuestros hilos.

¿Hacia qué eslabón del tiempo nos remite la palabra cuadrivio? Contestando esta pregunta tendremos una visión distinta a la que teníamos de la respuesta a la primera cuestión.

La Historia ha distinguido en Francia tres renacimientos: el de los siglos VIII y IX, el del XII, y el más conocido y universal, el comprendido entre el XV y el XVI. Precisamente fue en el primer renacimiento (aunque algunos no lo consideran como tal) donde el territorio galo inauguraría uno de sus más despampanantes eslabones del tiempo: el Renacimiento Carolingio.

No es motivo de este texto desarrollar una amplia y meticulosa descripción de este período histórico francés, aunque es imprescindible no pasar por alto algunos de los aspectos más enriquecedores de la época: el llamamiento por parte de Carlomagno al monje sajón Alcuino, el más sabio de su tiempo, para que le auxiliara en sus propósitos; el surgimiento de una nueva forma de escritura, “la minúscula carolingia”, que agilizó el proceso de la copia de libros; la aparición de los talleres Scriptoria, en el que se copiaban y actualizaban libros dando lugar al nacimiento de las bibliotecas en los monasterios, por ejemplo, en el de San Riquer; la construcción de la capilla de Aquisgrán, monumento típico de la arquitectura carolingia; las expediciones realizadas a España, el sometimiento de todos los pueblo germánicos,  la intención de hacer de las iglesias verdaderos centros de vida social, y -uno de los acontecimientos más decisivos, en este caso para la Filología-  la aparición del primer documento escrito en lengua romance (primitivo germánico y primitivo francés): Los juramentos de Estrasburgo,  fechados el 14 de febrero del año 842.

Sin embargo, los dos aspectos por los que se le ha considerado un renacimiento, son los que tienen que ver única y exclusivamente con la enseñanza escolar que se propagaba en aquel entonces y el desarrollo de los talleres Scriptoria. Para hilar nuestro propósito nos concentraremos brevemente en el primer aspecto.

El emperador Carlomagno, animado por el monje Alcuino, organizó escuelas a varios niveles, dando lugar a tres tipos:   la Academia Palatina, las escuelas adscritas a las iglesias episcopales y monacales, y las escuelas rurales. Más tarde, dos de estas escuelas desaparecerían por su incompatibilidad con la idiosincrasia bárbara manteniéndose sólo las adscritas a las iglesias, mismas que remontan su origen en los tiempos merovingios, dinastía antecesora a la de Carlomagno. 

En estas circunstancias, se devela un nombre imprescindible para  la educación en la Edad Media: Cassiodoro. Flavius Magnus Aurelius Cassiodoro, no sólo fue amigo y discípulo de Boecio, sino un propulsor de la actividad filosófica y teológica, mismas que desarrollaría en el monasterio de Vivarias, fundado por él al sur de Italia. Sin embargo, la excelsa contribución de este filósofo fue la de transmitir a la Edad Media conceptos procedentes  de la cultura antigua.

Inspirado en los 7 brazos del Candelabro del Templo de Jerusalén, Cassiodoro organizó en 7 partes la enseñanza, contenidas en dos bloques: el Trivium y el Cuadrivium. El Trivium estaba compuesto por tres materias de carácter lingüístico: Gramática, Retórica y Dialéctica, y por su parte, el Cuadrivium lo formaban las denominadas artes liberales: Aritmética, Geometría, Música y Astronomía. Este esquema, impulsado por Cassiodoro, fue generalizado por los carolingios. Cabe mencionar que anterior a este filósofo, fue su maestro, Boecio, quien ya había dado forma al cuadrivium, basándose en Pitágoras y en la educación científica platónica. En dicho cuadrivium estaban contenidas las que para Boecio eran las cuatro disciplinas matemáticas y que corresponden a las materias que componen el cuadrivium de Cassiodoro. Calvin M. Bower, en su traducción al inglés del libro de Boecio De institutione Musica, nos lo clarifica: “He would lay a scientific foundation by writing on four mathematics disciplines –the quadrivium, as he collectively called them”.

Ahora bien, he aquí que se desentraña la segunda pregunta: es muy claro que el título Cuadrivio nos remite al Cuadrivium de la Edad Media. Pero ¿qué ganamos con saberlo?

Para desenredar este nudo abstruso es necesario cultivar la respuesta de nuestra última pregunta: ¿qué relación guarda el título de la obra con los 4 ensayos? Sabemos ya que la palabra cuadrivio no sólo nos conduce hacia el número cuatro, sino que además nos transporta hacia las cuatro artes liberales de la Edad Media: Aritmética, Geometría, Música y Astronomía. Tras la primera lectura del libro de Paz, nunca dejé de cuestionarme dicha pregunta, lo cual me llevó, después de varias búsquedas, a la siguiente conclusión.

 

Octavio Paz no sólo tituló de tal forma a su libro porque significara y concordara con el número de ensayos que contenía, sino que, más allá de esta nimia deducción, volvió cómplice al lector, dejando, por llamarlo de algún modo, una especie de final abierto. Esta complicidad que mantuve con el libro, me llevó a la pequeña osadía de encontrar mi propia interpretación. De esta forma, me permití atribuirle, después de varias ojeadas y hojeadas al libro, un arte liberal a cada uno de los poetas que protagonizan Cuadrivio, con lo que llegué a la siguiente relación:

El cuadrivium de la Edad Media estaba formado por Aritmética, Geometría, Música y Astronomía, y por su parte, el Cuadrivio de Octavio Paz lo conforman Rubén Darío, Ramón López Velarde, Fernando Pessoa y Luis Cernuda. Así que relacioné cada ensayo con cada una de las cuatro materias quedando así las siguientes combinaciones:

Rubén Darío = Música

Ramón López Velarde = Astronomía

Fernando Pessoa = Aritmética

Luis Cernuda = Geometría

Octavio Paz en ninguna parte del libro menciona de modo explícito dicha relación, lo cuál quiere decir dos cosas. La primera, que Octavio Paz quería que el lector fuera quien encontrara dicha relación o, la segunda, que él también fue víctima de su propio y deslumbrante azar, es decir, que no elaboró conscientemente el libro con ese propósito, el de emparentar  sus ensayos con las artes liberales.

Aún así, en el supuesto  de que el escritor mexicano  lo haya hecho deliberadamente, deja la puerta abierta para varias posibles combinaciones de las cuatro cartas en juego, ya que los ensayos no se nos presentan con una afirmación letal que nos asegure con qué arte liberal están emparentados, por lo que pueden haber combinaciones distintas a las que hago referencia, sin embargo, encontré en cada  ensayo la información necesaria para poder justificar las mías.

Citar aquí todas y cada una de las palabras que reafirman mis conclusiones resultaría tedioso y sería hacer del bosque un jardín, de ahí que otro de los objetivos de este pequeño ensayo sea el de incentivar una iniciación a la lectura o una relectura de Cuadrivio, deseando poder enriquecer la mirada del lector con una nueva perspectiva. Aún así, realizaré un breve comentario de cada poeta.

La relación más evidente es la de Rubén Darío con la Música. En el ensayo que le dedica Paz, hay constantes alusiones al ritmo, a la renovación del lenguaje y a la musicalidad que imprimió el modernismo hispanoamericano. El poeta mexicano llega afirmar que “El modernismo se inicia como una estética del  ritmo y desemboca en una visión rítmica del universo”. Incluso, en la Antología hecha por Carmen Ruiz Barrionuevo (en la que también se incluye El caracol y la sirena como prólogo) pueden encontrarse citas de Antonio Marasso y Pedro Salinas que subrayan la importancia de la música poética y pitagórica en la poesía de Darío.  

En el caso de López Velarde y la Astronomía la relación es también visible. Los temas de López Velarde son variados: la provincia, la muerte, el amor, el erotismo, la mujer. De hecho, para Paz, los dos momentos en que se divide la obra de López Velarde -La sangre devota y Zozobra- están regidos por distintas figuras de mujer. De todas ellas, la de más peso es sin duda la amada juvenil Fuensanta. “Fuensanta se vuelve un cuerpo inaccesible y su amor algo que jamás encarna en un aquí y un ahora.

La astronomía se ocupa del estudio del movimiento de los astros, por lo que la incesante contemplación del cielo es una de sus principales características. El poeta zacatecano es un astrónomo de Fuensanta. La observa en vida y en muerte, en la realidad y en lo onírico. Fuensanta, la inasible, es un astro en perpetuo movimiento. Más aún nos sorprendemos al saber que en los poemas de López Velarde aparecen los símbolos de la cábala, la astrología y la alquimia. De hecho, la síntesis de su zodiaco es el León y la Virgen. El crítico Allen W. Phillips, a quien se atribuye el estudio más completo sobre el poeta zacatecano, advierte que los motivos astronómicos  son frecuentes en su verso y en su prosa, sobre todo los de signos zodiacales, aunque para Paz, hubiera sido más exacto escribir: motivos astrológicos. 

La relación Fernando Pessoa-Aritmética guarda también cierta analogía, en esta ocasión en un nivel metafórico. La Aritmética se define como la parte de las matemáticas que estudia los números y las operaciones hechas con ellos. Entre las siete operaciones básicas de esta rama se encuentran: la suma, la resta, la multiplicación y la división. Ahora bien, Paz, al referirse a Pessoa escribe: “Su historia podría reducirse al tránsito entre la irrealidad de su vida cotidiana y la realidad de sus ficciones”; se refiere a Fernando Pessoa y sus heterónimos: Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis. Cuando uno lee la obra de Pessoa, pareciera estar sumergido un una especie de aritmética lúdica, los heterónimos juegan a aparecer y desaparecer, a restarse, a sumarse, y las operaciones entre ellos, resume la fascinación y complejidad del total de la obra del gran futurista portugués.

En último lugar, tenemos a Luis Cernuda y la Geometría. La relación parece ser más tenue que las anteriores pero no por ello merece ser descartada. La Geometría puede definirse como un estudio matemático del espacio y de los elementos que lo componen, como puntos, líneas, planos y volúmenes.  La fascinación que el cuerpo joven despierta en Cernuda es un eje central para entender y adentrarse en su poesía. En gran parte de su obra se aprecia el culto al cuerpo y al paisaje. Al respecto de este último punto, Paz comenta: “A veces sus paisajes son tiempo detenido y en ellos la luz piensa como en algunos cuadros de Turner; otros están construidos con la geometría de Poussin.”

De esta forma, observamos algunas de las afinidades que se hilvanan entre los ensayos y su arte liberal correspondiente. Quisiera advertir, sin embargo, que sería un error de mi parte encapsular cada uno de los 4 ensayos – y por consiguiente a cada uno de los 4 poetas-  única y exclusivamente en su arte liberal, pues en cada texto acudimos a un gran análisis, a una prosa erudita y elaborada, a una lucidez implacable que hacen del libro un exquisito e imprescindible cuerpo ensayístico. Por lo que, aunque me haya centrado sólo en esta relación, en Cuadrivio late una cantidad enorme de aspectos enriquecedores que, por razones de eficacia y delimitación temática, he decidido omitir.

Hemos llegado al final de este breve ensayo. Hemos jugado con Cuadrivio como lo haría un gato, embriagado de curiosidad, con una bola de estambre. La hemos desenredado lo mejor posible hasta desnudar por completo cada nudo y entrever el posible origen de sus hilos, los hilos de Cuadrivio. Como no tenemos la certeza de que dicho libro haya sido elaborado con esa intención, la de hacer una breve analogía entre los cuatro poetas y las cuatro artes liberales, quizá para algunos, las ideas expuestas en el presente texto puedan resultar demasiado intuitivas, poco fiables y, en el peor de los casos, desatinadas. Como seres humanos, padecemos hambre de evidencias claras e indudables certezas; sin embargo, la literatura es por sí misma un cuerpo nebuloso que permite toda clase de interpretaciones, siempre y cuando éstas adquieran tintes de verosimilitud, y considero que el presente texto, en mayor o menor medida, los posee. De no ser así, sólo espero haber sembrado en el lector una nueva posibilidad de lectura y una semilla de incesante curiosidad por descubrir los posibles secretos que ciertos libros puedan esconder bajo sus títulos.

Finalmente, en el supuesto de que Octavio Paz haya sido, como hemos especulado con respeto, víctima de su propio azar, no deslustra en absoluto su lucidez; para ello, basta sólo recurrir a una frase de Alexander Fleming: “La suerte llama a la puerta de la mente preparada”. 

  o. pirot

4 comentarios:

  1. Muy bueno OP, comenzar la mañana con Paz aparca la belicosidad de nuestros tiempos. Desconocía este libro de ensayos, salvo a Velarde, que no he leído, los otros tres bien podrían formar parte de un trivio personal. La poesía de Cernuda está llena de ricas texturas, ¿qué poemario crees que incide más en el culto al cuerpo? (pregunta personal). Un fuerte abrazo, de gato a gato.

    ResponderEliminar
  2. Hola mi estimado Conrado, mil gracias por leer la entrada (larga, por cierto) y por tus comentarios. López Velarde es un poeta que redescubrí gracias a este libro de Paz, Velarde ha sido reivindicado, junto con José Juan Tablada, como el comienzo de la poesía moderna en México, son, por así decirlo, los que abren el campo hacia la generación de los Contemporáneos (Villaurrutia, Gorostiza, Novo, Owen...) Hiperión tiene la obra poética de Velarde con un excelente estudio-introducción. Y qué decir de Cernuda. Creo que en su obra hay una debilidad intermitente por la juventud y el culto al cuerpo. Recuerdo que en libros como "Égloga, Elegía y Oda", "Vivir sin estar viviendo" y "Donde habite el olvido" se subraya este vínculo con la añoranza de la juventud, aunque, uno de mis poemarios preferidos es "Un río, un amor". Me encantó eso que dices: que la poesía de Cernuda está llena de ricas texturas, creo que su poesía es una especie de duermevela. Nos vemos pronto no?? un gran abrazo.

    "Lo más frágil es lo que dura" (Luis Cernuda)

    ResponderEliminar
  3. O.P. Una vez más el azar me ha sido propicio al revelarme una prosa a la que la negligencia no se puede dar el lujo de postergar (aprovecho para comparar esta palabra con su traducción inglesa procastinate: me quedo con la primera).
    Respecto a tu reflexión sobre el título de eesta obra ensayística de OP debo decir que, inevitablemente, había cedido a la intriga del por qué Cuadrivio; llegué hasta la Edad Media pero debo confesar que nunca con el celo y la profundidad que tu lo haces. Llegué, también, a relacionarlo con los heterónimos, las estaciones del año, los elementos y en un arranque de candor me imaginé dispuesto medir las diferencias geográficas que separaban a los americanos entre sí y la de los peninsulares. Esto poer supuesto en humores de insomnio tratando de buscar la jugada perfecta para conciliar el sueño.
    Quedo bastante agradecido, a la vez que mantengo la intriga por ahondar aún empujado po la curiosidad y tu ejemplo.
    Confieso, tambié, que ahora que conozco tu envidiable prosa debo hacerme al empeño de descubrir tu poesía que, al ojear de pasada, me inspiró una pregunta sumamente poética:¿En qué rincón/ de la noche serena/ cantan los grillos?
    Santos Santana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Santos, te agradezco mucho tus generosas palabras y sobre todo el tiempo que has dedicado a leer esta entrada. Al igual que tú, esta pregunta sobre Cuadrivio me mantuvo mucho tiempo en insomnio, búsquedas, dudas, hasta que por fin me decidí aventurar una posible respuesta. Me gusta también la vías que planteas sobre la comparación con las estaciones del año, etc... Un saludo grande y me ha hecho mucha ilusión el que a ambos nos llamara la atención este libro de Paz.

      Eliminar