Ven,
desciende
y recorre conmigo este largo pasillo a oscuras,
sé
una luciérnaga entre los murciélagos
y
guíame hasta mi sepulcro.
Ven,
acompáñame
como a un niño desnudo en el bosque,
colma
de frutos el sendero de alacranes
y
disuelve con tu miel cualquier veneno.
Ven,
he
visto dibujarse en el cielo las señales de la huida,
dame
el cincel con el que esculpirme
y
por fin reconocerme entre las piedras.
Ven,
que
he escuchado la campana que anuncia mi regreso,
estuve
lejos de mí como un viajero
y
hoy vengo a renacer desde mis flores.
Ven,
sella
la puerta clavada en mis adentros,
descúbrete
en mi infancia tumorosa
y
vuelve a hacerte con mi carne.
Ven,
ya
estás aquí conmigo pronunciando estas palabras,
ahora
ya no hay nadie ni nada entre nosotros
y
vuelvo a ser de ti vuelto en mí de nuevo.
Qué precioso...Óscar.
ResponderEliminarUn besito grande
Hola Lidia! Haber si te animas a cantar aunque sea una estrofa con tu ukelele, o como se escriba, je! bs!
EliminarNotable, Óscar. Yo también he estado buscando más en mis adentros. No es tarea fácil. Te comprendo. Un abrazo desde Chiapas. Fabián
ResponderEliminarQuerido Fabián, disfruté mucho escucharte en Madrid y tu gran poemario "En aras del silencio", y sigo esperando a que el destino me devuelva el poder verte de nuevo! Sí, no es fácil, pero en esas andamos! un abrazo grande!
EliminarOye, pues no es mala idea¡¡¡¡ Perdona que no había visto el comentario hasta ahora. Claro¡¡¡ versiono el poema y quedamos, te lo canto y me dices si te gusta.
ResponderEliminarUn besito, amor.