lunes, 25 de marzo de 2013

Sospecha





: en la semilla brotan fisuras,
ojos donde se anuncia
el árbol invisible todavía.

: en el silencio brotan ventanas,
pupilas por donde trepan
las hiedras de una voz sin nombre.

: silencio y semilla,
 entre sus grietas se sospecha una mirada.




sábado, 9 de marzo de 2013

La poesía en donde no (2)




Este año 2013 me he propuesto hacer un pequeño experimento literario al mes. El experimento no es, ni de lejos, algo arriesgado; todo lo contrario, no pretendo con él ir hacia el riesgo sino más bien hacia lo cotidiano. A este experimento lo he titulado “La poesía donde no” y consiste en, mensualmente, escoger una fuente que nada tenga que ver directamente con la literatura, y extraer de ella hallazgos literarios. 

El mes de enero lo dediqué a buscar en las noticias encabezados que me sugirieran títulos para obras literarias.

A continuación presento el mes de febrero:

2) Febrero: utilizar el lenguaje del "hombre del tiempo" y crear un poema.

La fluidez y el vocabulario que utilizan todos los que diariamente nos diagnostican el tiempo, me produce fascinación debido a que percibo una energía verbal que no me deja indiferente. Los conceptos y la forma en que se hilvanan parecieran estar dándome indicios de un poema escondido entre los mapas y sus descripciones temporales.

En febrero me dediqué a ver en la tv a diversos "hombres del tiempo" e iba anotando el vocabulario que me sorprendía. A continuación, muestro algunas de las palabras de ese vocabulario y luego un poema escrito muy recientemente que está inspirado en dichas palabras.


Vocabulario:

Nubosidades
Frente frío asociado
Profunda Perturbación
Ciclogénesis Explosiva
Profundísima Borrasca
Chubascos Residuales
Cota de nieve
Las olas no dejarán de ser enormes



POEMA: 
Descripción de un microclima



Mi habitación es un desierto lleno de nubosidades,
soledad anclada en la cota de nieve que deja el calor de mi cuerpo.
Una profunda perturbación despierta de vez en cuando a los demonios
y lucho contra ellos como una vela rodeada de chubascos residuales.

Las pinturas, las estatuillas de dioses prehispánicos,
la ropa llena de noche, los libros, la memoria escurriendo
por las paredes, la almohada infestada de libélulas y la cama individual
del tiempo, me revelan que las olas de la vida
nunca dejarán de ser enormes. 

A veces me quemo en las llagas de un frente frío asociado,
y el corazón se me sale de la boca
como una ciclogénesis explosiva que mancha
las sábanas con su enjambre de sombras.

Mi habitación es pequeña pero cargada de una
profundísima borrasca de letras y silencio.
Cuando el cielo quiere entrar, le abro la ventana
y mancha con alerta roja los golpes de calor
que se quedan boxeando en mi piel.

Habito un microclima desértico,
pero la sangre sabe sembrar
estrellas en medio del abismo.