
Si hiciéramos un recorrido puntual por la historia de la literatura para delimitar las escenas más enigmáticas, inquietantes y estéticas de la narrativa occidental, no exageraríamos en decir que, curiosamente, una de esas escenas estaría situada a más de 800 años de distancia; me refiero a aquella en la que Perceval se queda totalmente embebido viendo esas tres gotas de sangre sobre la nieve que le recuerdan al rostro de su amada. Dicho momento, está recogido en la obra inacabada de Chrétien de Troyes titulada precisamente “Perceval o El cuento del grial”, que data del año 1181.
Es enormemente gratificante, desde mi punto de vista, que un pasaje de la literatura medieval peregrine a lo largo del tiempo para llegar con su voz, añeja y grácil, hasta nuestro presente; y más aún, cuando dicha voz sirve de inspiración para la ejecución de un poema de un autor del siglo XX, en este caso Ulalume González de León. A continuación, reproduzco su poema que apareció en el número 72 de la revista Letras Libres, diciembre 2004, y que coagula, de forma limpia y excepcional, la personal recreación de Perceval frente a esas tres gotas de sangre. Dejo primero la versión en francés moderno en octosílabos pareados de la propia obra de Chrétien de Troyes en el momento exacto de dicha escena, después una traducción convencional a prosa castellana, y por último el poema de Ulalume.
...
Quand Perceval vit la neige qui était foulée,
là ou s'était couchée l'oie,
et le sang qui apparaissait autour,
il s'appuya sur sa lance
pour regarder cette semblance.
Car le sang et la neige ensemble
sont à la ressemblance de la couleur fraîche
qui est au visage de son amie.
Tout à cette pensée, il s'en oublie lui-même.
Pareille était sur son visage
cette touche de vermeil, disposée sur le blanc,
à ce qu'étaient ces trois gouttes de sang,
apparues sur la neige blanche.
...
Cuando Perceval vio hollada la nieve sobre la cual había descansado la oca, y la sangre que aparecía alrededor, se apoyó en la lanza para contemplar aquella apariencia; pues la sangre y la nieve juntas le rememoran el fresco color de la faz de su amiga, y se ensimisma tanto que se olvida; porque en su rostro lo rojo estaba colocado sobre lo blanco igual que aquellas tres gotas de sangre que aparecían sobre la nieve.
...
El silencio de Perceval (Ulalume González de León)
En recuerdo
de Chrétien de Troyes
y mi bachot
Nieve algunas palabras
y tres
gotas de sangre
Qué poco ay!
Nada
tres veces nada
Pero
se inmoviliza Perceval
Y en su lanza ahora apoyado
tanto piensa
que se olvida a sí mismo
Tres gotas
de color nuevo
Pero
también el rostro de la Amiga
Su rostro blanco
su rostro ahora coloreado
por aquellas tres gotas
devuelto
Por la pradera hiela
blanca la nieve
Por la pradera
y hacia donde ha acampado
Artús el rey
Y de pronto
un vuelo de ocas salvajes
y un halcón
y de pronto
un remolino de plumas?
O jirones de nube?
Y Perceval
tuerce el camino hacia…
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