El autor es el primer lector de su obra. Es, por llamarlo de algún modo, el testigo presencial del hecho literario. Mientras que al lector la obra se le presenta en su totalidad, al autor se le va develando poco a poco; él y nadie más es el que la acompaña en su periodo de gestación. Por eso puede responder a ciertas preguntas medulares, debido a que posee el registro total del tránsito de sus palabras. El autor no es otra cosa que un “lector privilegiado”.
o. pirot
Mi presencia en mi eterna ausencia. Siempre, ya lo sabes.
ResponderEliminarE.
Totalmente de acuerdo, compañero. Tengo por ahí un borrador de poema en el que lo defino como "lector con derecho de pernada".
ResponderEliminarUn placer conocer tu blog y tu pensamiento.